Distopias

La serie pictórica “Distopías”, como la mayoría de los conjuntos producidos por Aimée Joarísti en los últimos años, carga con la incitación contextual, con la especulación que emana del hecho contingente y su impacto emotivo. La noción convencional de repertorio in crescendo, de catálogo sosegado, transita en sentido diametralmente opuesto a esos ejercicios conceptuales y metodológicos que caracterizan el quehacer de esta infatigable creadora.

Si hay un dilema al que está dispuesta a enfrentarse Aimée Joaristi todo el tiempo, como resultado de su comportamiento artístico cambiante, es justamente cómo poder preservar los avances técnicos que cada serie le aporta en un periodo reducido de abordaje; cómo ir alternando las nociones reflexivas que de ellas se derivan; y, sobre todo, cómo garantizar la congruencia entre esos estados de libertad perceptual, emotiva, que tanto experimenta, y los modos alegóricos con los que trata luego de documentarlos.

Como en un momento dado fueron determinantes para los tópicos de su pintura algunos percances de salud, las epidemias globales, las disyuntivas afectivas y sentimentales, o las confrontaciones políticas y sociales del ámbito en el que se desenvolvía; es ahora la guerra desatada en el Medio Oriente, entre Hamas e Israel, el asunto con el que modifica el rumbo de su discurso y abordaje simbólico, a expensas de tener que dejar a un lado, temporalmente, la otra serie en la que estaba trabajando: Receptáculo. “Pinto imágenes en “fast foward” (…) No hay tiempo para endulzar el café o cambiarme de ropa…”, declara sobre esta necesidad imperiosa de redirección pictórica.

“Distopías” nace, por lo tanto, de un impacto noticioso, de un shock, de un temor repentino, de una angustia motivada por el peligro de un desastre bélico y el argumento infundado de las profecías bíblicas. Es la expresión apresurada de un llamado, de un clamor; pero al mismo tiempo una especie de disquisición metafórica sobre la terquedad guerrerista del hombre contemporáneo, su destino manifiesto.

En las composiciones que provienen de esta serie, parecen estar en permanente tensión simbólica las experiencias de vitalidad y expiración humanas, las naturalezas hirsutas y descampadas, las atmósferas agitadas e inertes, las conexiones ambiguas -casi de vértigo- entre los espacios terrenales y celestiales. En lo profundo de esa mezcla, con aparente propósito de simulación u ocultamiento -pero sin que por ello pierdan la fuerza de su expresiva-, la artista va colocando un grupo de figuraciones recurrentes, como rosas, girasoles, enramadas silvestres, y fragmentos de órganos humanos (caravelas, ojos, pies y bocas…); indicio de que no solo en la expresividad del dibujo y el color, en la fuerza dramática de la escena y su delineado, sino también en el acervo simbólico que utiliza con frecuencia, puede encontrarse la certeza de una relación de continuidad, de sinergia, entre las distintas series o conjuntos que concibe, a pesar de los cambios súbitos de temática y discursividad.

“Distopías” reafirma una vez más también la obsesión de Aimée Joaristi por el género paisaje; por la inducción de escenarios cuyos fundamentos espirituales y estructurales recaen más en la fluctuación de la práctica perceptual, del estado de ánimo, que en las referencias físicas de la realidad circundante. A través de esos “panoramas mentales”, Aimée Joaristi se atreve a explorar, intuir y profetizar los entornos venideros; y no parece vislumbrar otra cosa en el horizonte que desequilibro, caos, alienación generalizada.

David Mateo
Crítico y curador de arte