El Faro

La obra El Faro, nace y responde a dos de mis necesidades y ambiciones más recurrentes. De una parte, revela mi obsesión (traducida en declarada estimación estética) por la naturaleza y sus posibilidades discursivas; de otra, pone en evidencia, más si cabe, mi condición barroca, dual y escindida a un tiempo. Algo que se exterioriza en la constante mezcla de lenguajes y en la yuxtaposición y solapamiento de superficies. Esta obra propone una suerte de mimetización entre el movimiento del mar y el rompimiento de las olas con la dinámica de las hormigas organizadas perfectamente bajo el sello de una dinámica social. Ambos universos están regidos por la repetición, la cadencia, lo cíclico. En tanto que observadora sistemática de ambos movimientos, busco -por medio de la metáfora visual- unificar en un único soporte la realidad de esas otras existencias. El sonido, activado en calidad de personaje protagónico, genera, de facto, una extraña sensación perturbadora.

A modo de cierre, la pieza incorpora tres tomas fotográficas inscritas en la densidad de la naturaleza. Un modo, si se quiere, de completar mi visión sobre esa realidad que nos trasciende, que se hace eterna en contraste con nuestra finitud y evanescencia.

El Faro. 2017. Videoinstalación. 450 x 300 cm.jpg