Silencios y gritos

El reto visual que Aimée Joaristi ofrece, dio inicio en su adolescencia. Sin embargo, hace cuatro años cuando inició su práctica de yoga, descubrió que es durante la infancia que nos fascinamos con el creciente arsenal del ego y nos involucramos de tal manera, que creemos que es nuestra identidad. Esa ilusión se constituye en la mano de acero que nos controla. Esta fue la razón por la que Aimée consideró que su silencio interior debiera recombinarse con el grito del ego para construir nuevos significados para sí y para los demás.

Su lenguaje visual se ha desarrollado a través de la práctica continua de la pintura gestual. La técnica que utiliza para realizar estas pinturas es intrincada y espontánea, impulsiva y controlada a la vez. Después de aplicar pintura acrílica en aerosol como base, inicia un goteo enérgico sobre el lienzo, situado casi siempre en el suelo. Al finalizar esa parte del proceso, pinta con brochas, pincel y otros instrumentos, formando un grattage rítmico.

"Silencios y Gritos” descubre la fuerza de la tierra y el oscuro misterio del barroco español que pobló las paredes de su infancia en Madrid. El uso de tonos tierra y blanco puro, al que concede relieve con delicadas aplicaciones de aerosol negro y varios tonos de gris y sepias en intensidades diversas, ofrece una elegante austeridad.

Cuando comprendemos este proceso, la cohesión entre los elementos formales nos conduce a la narrativa que existe entre cada pieza, en la que podemos percibir la energía cruda de su poderoso ego, que la motiva a cuestionar y renovar todo siempre. Mientras más libre es, su ego es cada vez menos personal, esta es la voluntad que surge de su fuerza interna. Fluye de la vida misma; -”Cuando la voluntad personal se somete a la intuición, la libertad se hace cargo”-, explica. Esta energía nueva se mezcla con la anterior y una nueva manera de percepción surge como tejido de la dualidad.

Marcela Valdeavellano-Valle